El arrepentimiento de Blur por el pop británico continúa con 13, acertadamente llamado, que trata situaciones difíciles como rupturas personales y profesionales con la novia de toda la vida de Damon Albarn, Justine Frischmann de Elastica, y el productor de toda la vida del grupo, Stephen Street. Sobre la base de los experimentos no pop de Blur, las ambiciones del grupo de expandir sus horizontes musicales y emocionales dan como resultado una docena de canciones de panadero a medio cocinar, que presentan algunos de sus picos más creativos y valles auto-indulgentes.
Albarn ha sido criticado por la falta de profundidad en su composición, pero sus baladas siguen siendo algunos de los mejores momentos de Blur. Cuando Albarn y el equipo arriesgan algo de honestidad, 13 brilla: en “Tender”, Albarn está maltratado y frágil, instado por un exuberante coro de gospel a “get through it”. Su confidencia continúa en “1992”, que alude al comienzo y al final de su relación con Frischmann. En “No Distance Left to Run”, uno de los momentos más conmovedores de 13, Albarn aborda la ambivalencia posterior a la ruptura y suspira: “Espero que estés con alguien que te haga sentir seguro mientras duermes”. Si bien estas canciones reflejan el caos romántico de Albarn, “Mellow Song”, “Caramel” y “Trimm Trabb” expresan la desesperación del día a día.
La extraña y frustrante combinación de maestría musical y auto-indulgencia de 13 revela el sonido de una banda que intenta encontrarse a sí misma. Con una edición más cercana, este podría haber sido el álbum emocionalmente profundo y sónicamente amplio que Blur anhela hacer.