Adele cuenta a Rolling Stone que comenzó a escribir su galardonado álbum ’30’ a inicios de 2019 y lo finalizó en 2020. La mayoría de los temas fueron compuestos en el verano boreal de 2019, en un viaje a Londres. Para la producción, la cantante reclutó a un equipo con el que se sentía cómoda, con personas con quienes ya había trabajado antes y la conocían. “Trabajar con personas que conocía me parecía seguro porque sabía que podía contarles cosas y no saldría del estudio.
Greg Kurstin, Tobias Jesso Jr, Max Martin y Shellback trabajaron anteriormente con Adele en su álbum “25”. La única persona relativamente nueva en esta producción es Inflo. Adele cuenta que Inflo, a quien ella cariñosamente llama Flo, fue su pilar durante la dura época tras su separación y con quien realizó lo que denomina sesiones de terapias en el estudio de grabación.
Adele, que tiene a su público acostumbrado a sus baladas personales, repite en este álbum las mismas temáticas ya que en las 12 canciones que conforman la producción, la cantautora habla desde el dolor, la ansiedad y su reinvención tras su divorcio.
La tarea de escribir un disco con las emociones a flor de piel no es sencilla. Por eso Adele se muestra vulnerable en los temas que conforman el disco. La vulnerabilidad “es peligrosa en mi nivel de fama”, dice Adele. “Cuando digo que es peligrosa no me refiero a que sea realmente peligrosa, sino a los lugares emocionales a los que voy en el álbum”, explica.
Y no solo es vulnerabilidad a la hora de hablar de su separación, también la vulnerabilidad de aceptar que se dejó llevar por el ego, o de cómo, siendo la figura que es, busca una relación estable y no sexo casual.
En el track más importante del album “Easy On Me”, Adele habla frontalmente de su divorcio. La balada “Easy on Me” expresa temas de nostalgia, arrepentimiento y perdón. La letra de la canción representa la súplica de Adele a su hijo, pidiéndole que sea paciente con ella y sus problemas posteriores al divorcio.